Las referencias a El Grito, de Edvard Munch en Los Simpsons 0

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En este artículo de Los Simpsons Explicados te cuento sobre el famoso cuadro El Grito del pintor noruego Edvard Munch. Veremos qué tipo de obra es y también vamos a conocer un poco de la vida del artista. Así que, si te gusta el arte, en este artículo aprenderás algo sobre uno de los cuadros más famosos del mundo.

Pero primero, comencemos con las referencias de Los Simpsons a El Grito, de Edvard Munch.

Referencias a El Grito

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La primera referencia la tenemos en el episodio La Casita del Horror IV (S05E05). Bart presenta los episodios, mientras detrás de él desfilan cuadros famosos parodiados. Esto es un homenaje a Rod Serling’s Night Gallery, un show de televisión estadounidense que presentaba historias de terror y temas sobrenaturales y que estuvo activo desde 1970 hasta 1973.

Entre las obras que pasan, ya hemos visto en otro artículo que aparece El Hijo del Hombre, de René Magritte. Te recomiendo mucho ese artículo: Los Simpsons y René Magritte.

Entre otros cuadros, pasa también una parodia de El Grito, de Edvard Munch, donde vemos a Lisa en vez de la clásica figura atormentada del cuadro.

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El Grito vuelve a aparecer en Los Simpsons, en una fantasía de Homero en el episodio El Sax de Lisa (S09E03). Allí Homero derrota en el metegol a varias obras de arte y al preguntar quién es el siguiente, aparece una personificación de El Grito exclamando «¡Yooooooo!».

El artista, Edvard Munch

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El Vampiro, 1893, de la serie Friso de la vida. Kunstmuseum Gotemburgo.

El cuadro El Grito es en realidad una serie de cuadros y de grabados, del artista noruego Edvard Munch. Estas obras datan del siglo XIX, siendo la más conocida de todas de 1893.

Edvard Munch fue un pintor noruego cuya obra exploró las profundidades de la emoción humana a través de un estilo expresionista único, aunque algunos creen que no fue realmente un expresionista y que tiene rasgos propios del simbolismo.

Munch nació en 1863 en la ciudad de Ådalsbruk y su infancia estuvo marcada por la enfermedad y la pérdida, experiencias que influyeron profundamente en su arte. A lo largo de su carrera, Munch desarrolló una paleta vibrante y una técnica cargada de dramatismo, utilizando líneas ondulantes y colores intensos para transmitir estados anímicos complejos.

Sus primeras influencias provinieron del simbolismo y el impresionismo, pero con el tiempo creó un lenguaje visual propio que trascendió los movimientos artísticos de su época. Es por eso que es difícil asociarlo a una corriente en particular.

Uno de los temas recurrentes en su obra fue la fragilidad de la existencia humana, con una constante exploración del amor no correspondido, la muerte y la ansiedad. Obras como Madonna y El Baile de la Vida muestran su fascinación por la dualidad entre el deseo y la melancolía, con figuras que parecen atrapadas en una atmósfera de ensueño y desesperación.

Además, su serie de pinturas titulada Friso de la Vida refleja su obsesión con los ciclos de la vida, desde la juventud hasta la muerte, abordando la angustia y la efimeridad con una intensidad casi teatral.

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Madonna, 1894-1895, perteneciente a la serie Friso de la Vida. Norwegische Nationalgalerie.

Más allá de la pintura, Munch incursionó también en la litografía y el grabado, dejando una huella duradera en el arte gráfico. Su legado influyó en generaciones de artistas expresionistas, especialmente en Alemania, donde su obra fue acogida con entusiasmo, hasta la llegada de los nazis, quienes consideraron el arte de Munch arte degenerado (en alemán, Entartete Kunst)

A pesar de los altibajos de su carrera y las críticas que enfrentó en vida, Munch logró consolidarse como un referente esencial del arte moderno. Su impacto sigue vigente, y sus obras continúan siendo estudiadas por su capacidad de plasmar la psique humana con una fuerza arrolladora.

Una obra marcada por la muerte y la angustia existencial

Como te contaba, la vida de Edvard Munch estuvo marcada por la tragedia desde su infancia. A los cinco años, su madre murió de tuberculosis, dejándolo al cuidado de su padre, un hombre profundamente religioso que le inculcó un temor casi obsesivo a la muerte y al pecado.

La tragedia volvió a golpear a la familia cuando su hermana mayor, Sophie, murió de la misma enfermedad cuando Munch tenía 14 años. Estas pérdidas lo afectaron profundamente y se convirtieron en temas recurrentes en su obra, donde la enfermedad, la muerte y la angustia existencial aparecen con frecuencia.

Además de la muerte de su madre y su hermana, Munch sufrió problemas de salud durante toda su vida. Desde niño padeció enfermedades respiratorias y pasó largos periodos encerrado en casa, donde desarrolló su gusto por el dibujo y la pintura.

¿Algo más? Sí, todo siempre puede ponerse peor. Su hermano Andreas murió poco después de casarse, y su otra hermana, Laura, fue diagnosticada con trastornos mentales y pasó la mayor parte de su vida en hospitales psiquiátricos.

La combinación de enfermedades físicas y trastornos mentales en su familia hizo que Munch sintiera una conexión constante con la fragilidad de la existencia, lo que se reflejaba en su arte de manera intensa y angustiante.

Los trastornos mentales de Munch

La adultez de Munch tampoco estuvo libre de tormentos. Nunca se casó y sus relaciones amorosas fueron turbulentas, marcadas por la desconfianza y la ansiedad.

En 1908 sufrió una crisis nerviosa grave, potenciada por su consumo de alcohol y el estrés acumulado, lo que lo llevó a internarse en una clínica psiquiátrica en Dinamarca. Tras su recuperación, adoptó un estilo de vida más solitario, dedicándose por completo a su arte en su casa en las afueras de Oslo.

A pesar de su aislamiento, su producción artística continuó hasta su muerte en 1944, dejando un legado profundamente marcado por su vida personal trágica y su lucha constante contra la enfermedad y la pérdida de seres queridos.

Hay más de un grito

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El Grito, Litografía, 1896.

El Grito no es una obra única, sino una serie de versiones que Edvard Munch creó entre 1893 y 1910 utilizando diferentes técnicas. Existen cuatro versiones principales: dos en pintura (una en témpera y otra en óleo), una en pastel y otra en litografía. Cada una presenta ligeras variaciones en color y textura, pero todas mantienen la misma composición: una figura angustiada con el rostro distorsionado frente a un cielo ondulante y dramático.

Las versiones más conocidas se encuentran en la Galería Nacional de Noruega y en el Museo Munch en Oslo. Además, Munch produjo litografías de la imagen para su reproducción, lo que ayudó a difundir su impacto en la cultura visual.

A lo largo de los años, algunas versiones de El Grito han sido objeto de robos y recuperaciones, lo que ha aumentado aún más su notoriedad. Algo similar a lo que ocurrió con La Gioconda de Leonardo da Vinci, que era un cuadro menor hasta que fue robado y, posteriormente, recuperado.

El grito más conocido

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El Grito, 1893. Galería Nacional de Noruega

La versión más conocida de El Grito es la pintura realizada en 1893 con técnica de témpera sobre cartón, que mide 91 x 73,5 cm. Esta obra se encuentra en la Galería Nacional de Noruega en Oslo y es considerada una de las piezas más icónicas del arte expresionista.

En ella, Munch plasmó una escena de profunda angustia existencial, con una figura andrógina de rostro distorsionado y manos en la cara, como si estuviera atrapada en un grito silencioso. El fondo ondulante y los colores intensos del cielo refuerzan la sensación de inquietud y desesperación.

Temáticamente, la pintura refleja la ansiedad y el tormento interior, inspirados en una experiencia personal del artista. Según Munch, la idea surgió mientras caminaba por un sendero en Oslo cuando, de repente, sintió una «enorme ola de ansiedad» y percibió un cielo rojo sangre que lo envolvía.

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Esta visión quedó plasmada en la obra, que ha sido interpretada como una representación del miedo, la alienación y la angustia moderna. La pieza se enmarca dentro del expresionismo, un movimiento que buscaba representar las emociones humanas de manera intensa y subjetiva, distorsionando la realidad para enfatizar sentimientos profundos.

En cuanto a sus influencias, Munch tomó inspiración del simbolismo, en particular de artistas como Vincent van Gogh y Paul Gauguin, quienes también exploraban la emoción a través del color y la forma.

Además, la obra refleja el impacto de la psicología en el arte, con referencias al existencialismo y a la fragilidad de la mente humana.

El Grito ha sido objeto de múltiples análisis y ha dejado una huella imborrable en la cultura visual, convirtiéndose en un símbolo universal de la angustia y la desesperación.

Además, ha sido objeto de parodia, como las referencias de Los Simpsons, y con el tiempo, se ha convertido en una pintura de culto.

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Mi nombre es Alejandro De Luca y tal vez me recuerden de blogs como Mentes Liberadas y Crónicas Freelancer. Soy simpsonmaníaco de la primera hora. Miro cine del bueno, leo, programo, escribo y tomo café. También me gusta pasear de la mano de una dama y cenar a la luz de las velas. Y odio los yo-yo's. Nací en Buenos Aires y actualmente vivo en Montevideo, Uruguay.