En este artículo te voy a contar la historia de Benedict Arnold. Este militar estadounidense es miembro del Jurado de los Condenados, tribunal que se encarga de decidir el destino del alma de Homero en el episodio La Casita del Horror IV (S05E05), de Los Simpsons.
En Los Simpsons Explicados ya te he contado la historia de otros integrantes de este jurado como es el caso de Lizzie Borden y El Pirata Barbanegra. Con el tiempo, iré repasando al resto.
El artículo partirá con la referencia en el episodio mencionado, luego te contaré la historia de Benedict Arnold y finalmente, volveré con otra referencia a esta figura en otro episodio de Los Simpsons.
Homero le vende el alma al diablo pero intenta engañarlo. Esto lleva a un juicio donde el diablo reclamará lo que cree que le pertenece.
Lionel Hutz, abogado de Homero, le pide al diablo definir algunas reglas básicas antes de comenzar el juicio. Pide tener recesos para poder ir al baño. El diablo acuerda esa regla y a cambio, impone su propio jurado: El Jurado de los Condenados.
El primero que integra este tribunal del infierno es Benedict Arnold. Lo vemos como un hombre corpulento, con pelo largo y blanco y vestido con uniforme militar del siglo XVIII.
¿Quién fue Benedict Arnold y por qué es parte de este jurado?
Todo este artículo tiene como objetivo responder esa pregunta. Vamos a conocer la vida de Benedict Arnold.
Benedict Arnold nació en Connecticut en 1741, en lo que entonces eran colonias inglesas. Los Estados Unidos de América aún no existían.
Benedict creció en el seno de una familia adinerada. Su padre era empresario y le iba bien en los negocios. Todo esto le iba a permitir a Benedict estudiar en la universidad de Yale, que ya existía en esa época.
Sin embargo, el sueño universitario se esfumó. Tres de sus cuatro hermanos enfermaron y murieron de fiebre amarilla. Su padre se volcó a la bebida y esto provocó que perdiera su empresa. A Benedict no le quedó más alternativa que resignar sus estudios y ponerse a trabajar.
A los dieciséis años se enlistó en una milicia local y fue a pelear en la Guerra franco-indígena en los Grandes Lagos (frontera entre la actual Canadá y Estados Unidos), un escenario de batalla dentro del contexto de la Guerra de los Siete Años entre Gran Bretaña y Francia.
En este conflicto en particular se enfrentaron las dos potencias en el medio del territorio que le pertenecía a los nativos americanos.
Arnold sirvió sólo durante 13 días sin entrar en combate. Tras esa breve estadía volvió a su Connecticut querido. No se sabe por qué motivo regresó. Algunos historiadores creen que desertó. De una forma u otra, este fue el primer contacto que tuvo con la milicia.
A pesar del oscuro panorama que había en su futuro, Benedict Arnold pudo sobreponerse. Aprovechó sus habilidades para hacer negocios y en pocos años saldó todas las deudas que su padre había dejado y arregló todos los asuntos económicos familiares. Se dedicó al negocio farmacéutico y a la venta de libros. Le fue muy bien y recuperó la posición que había perdido.
En 1767, cuando tenía 26 años, se casó con Margaret Mansfield con quien tuvo tres hijos.
Además de las vidas, las guerras generan costos económicos que hay que pagar. La Guerra de los Siete Años no fue la excepción. En 1764, poco después del fin del conflicto armado, los ingleses subieron las tasas impositivas sobre las colonias de América del Norte.
Este hecho tocó una fibra íntima en los colonos que anhelaban la independencia de la Corona Británica.
Benedict Arnold se unió a una organización secreta llamada «Sons of Liberty» (Hijos de la Libertad). Desde allí defendieron los derechos de los colonos y se gestaron ideas revolucionarias.
Un día las colonias del norte se levantaron en armas contra el Imperio Británico. En 1775, en el reparto de responsabilidades del ejército continental, Benedict Arnold obtuvo el rango de capitán en Connecticut.
Ese mismo año entró en combate en las primeras batallas revolucionarias: Lexington y Concord. Ambas batallas se libraron en Middlesex County, Massachusetts, y fueron victorias para los revolucionarios americanos.
La guerra había comenzado bien para los colonos pero ellos sabían que no disponían de buen armamento para poder seguir dando batalla. Los líderes de la milicia coincidían en que había que apoderarse de un fuerte inglés donde se guardaba artillería y que estaba bastante desprotegido: el Fuerte Ticonderoga.
Benedict Arnold pensaba igual que sus colegas. Había que tomar el fuerte sea como sea. Era un recurso estratégico clave para el futuro de la guerra de independencia.
Arnold no se quedó en palabras. Armó un plan para capturar el fuerte y se lo presentó al Massachusetts Commitee of Safety, que para trazar un paralelo, sería algo así como la Primera Junta en Argentina, pero a nivel local. Es decir, colonos que se habían organizado en asamblea en cada una de las trece colonias de América del Norte.
El problema era que además de patriotas había egos y competencia. Benedict Arnold no era el único que quería ejecutar ese plan. Estaba también Ethan Allen, al mando de los Green Mountain Boys, un escuadrón de New Hampshire. Arnold y Allen se llevaban pésimo y constantemente rivalizaban.
No era el único que tenía mala relación con Allen. Otro militar importante, James Easton, detestaba a Arnold e incluso estuvieron cerca de batirse a duelo.
Las órdenes de arriba fueron claras. Nombraron Coronel a Arnold y le ordenaron que llevara todas las tropas a tomar Ticonderoga. Esto incluía tropas de otros escuadrones. Allen no acató esa orden porque no quería quedar bajo el mando de Arnold.
A Arnold no le quedó más alternativa que aceptar la decisión de Allen porque si no, no iba a tener soldados para pelear la batalla.
De una forma u otra, todos los patriotas fueron a Ticonderoga a tomar el fuerte. Algunos historiadores creen que el papel de Arnold fue más que nada figurativo. Lo dejaban ir al frente de las tropas, pero como nadie lo quería, no tomaba ninguna decisión relevante.
El 10 de mayo de 1775 las tropas revolucionarias tomaron finalmente el Fuerte Ticonderoga y aprovecharon para tomar también otros fuertes cercanos más pequeños. Los ingleses no los esperaban y la victoria fue resonante.
Tras este éxito militar, siguieron las rispideces entre Arnold y Allen. Ahora la lucha era por ver quién se llevaba los laureles por esta victoria.
Con Ticonderoga asegurado, ahora había otro objetivo para Arnold: el Fuerte Saint-Jean. Este estaba del lado canadiense. Allí se encontraba anclado el navío George, una de las naves más importantes del Imperio Británico.
Arnold se llevó un escuadrón e intentó tomar este fuerte pero encontró resistencia y decidió huir. Pero no sin que sus soldados se llevaran el barco insignia de la flota británica.
Este barco fue rebautizado como USS Enterprise y dio inició a una gran tradición de naves con ese nombre en Estados Unidos, llegando no sólo al presente, sino también al futuro, con las naves de Star Trek.
Arnold regresó a Ticonderoga donde descubrió que ahora estaba bajo las órdenes de Benjamin Hinman, enviado por Jonathan Trumbill, Gobernador de Connecticut. Esto no le cayó nada bien y renunció.
Al volver a Connecticut, Arnold se enteró de la muerte de su esposa. Y como si fuera poco, cayó enfermo.
Benedict Arnold se recuperó de su enfermedad, aunque parte de esta lo acompañó hasta sus últimos días. Él no se había retirado del servicio militar revolucionario. Esperaba que le entregaran una comisión.
Por ese entonces, los patriotas querían tomar Quebec, que era una posición estratégica. Los líderes militares designaron al General Philip Schuyler. Sin embargo, este debió pasarle el mando a Richard Montgomery, ya que se enfermó.
Arnold fue convocado para participar de este ataque. Lo llamó el mismísimo George Washington, líder de la revolución. Le asignó 1.100 hombres y le dio la orden de reunirse con Montgomery, al mando de la expedición.
Arnold siguió las órdenes pero todo se complicó. Era septiembre de 1775 y había que atravesar la zona de Maine en pleno invierno. Sólo 600 soldados sobrevivieron y pudieron llegar a destino.
El último día de ese año, las tropas revolucionarias de Arnold y Montgomery atacaron Quebec City. El resultado fue un fracaso total. El General Montgomery murió en combate junto a la mayoría de los soldados. Los sobrevivientes quedaron heridos de gravedad o fueron tomados como prisioneros.
Los pocos hombres que pudieron regresar del frente quedaron al mando de Arnold, quien tuvo una herida en la pierna pero sobrevivió. Este no retiró los restos de su ejército. Se quedó allí esperando refuerzos hasta que estos llegaron comandados por David Wooster, quien lo relevó del mando.
A pesar de este fracaso, Benedict Arnold fue promovido a Brigadier General.
Los patriotas americanos se dieron por vencidos con Quebec. No había forma de tomar esa ciudad. Para colmo, los ingleses avanzaron a Montreal. La guerra se había complicado y ahora el Imperio Británico era el que empujaba a las milicias revolucionarias.
Los siguientes combates fueron de defensa de las posiciones tomadas. En mayo de 1776, Benedict Arnold peleó en la Batalla de Los Cedros y luego en octubre de ese mismo año en la Batalla de la isla Valcour. Ambas victorias pírricas para los ingleses.
Por ese entonces, Arnold tuvo problemas legales con otros militares y estuvo cerca de ir a corte marcial. Sus colegas no lo querían. El General Horatio Gates intercedió a favor de Arnold porque era un valioso recurso para librar la guerra de independencia.
Al mismo tiempo, el oficial John Brown, subordinado de Arnold, tuvo un conflicto con su superior y decidió difamarlo.
Brown mandó a imprimir panfletos contra Arnold donde decía que era un hombre que sólo estaba interesado en la riqueza personal y que incluso, sería capaz de vender a su propio país por dinero.
Si esto fuera literatura en vez de historia, podríamos decir que se trata de un foreshadowing. Es decir, una pista que permite saber lo que va a suceder más adelante. Porque, ¿a que no sabés cómo va a terminar esta historia?
Benedict Arnold estaba molesto porque veía ascender por encima suyo a muchos oficiales que habían estado bajo su mando. Había perdido interés en la guerra y quería renunciar. Pero otra vez apareció Washington, quien lo promovió a General Mayor y le hizo posponer su renuncia. Un mimo para Arnold, que igualmente seguía por debajo de hombres más jóvenes que él.
Arnold quedó bajo el mando de Horatio Gates en la nueva campaña en Saratoga, New York. El General lo había salvado antes pero ahora la relación no era buena. Arnold sumaba otro enemigo a su lista.
El primer enfrentamiento en Saratoga fue el 19 de septiembre de 1777 contra las fuerzas de John Burgoyne. Esta batalla se conoce como Freeman’s Farm y fue una victoria pírrica inglesa.
Arnold tuvo mucho que ver en el resultado de la batalla pero sentía que no le daban el crédito suficiente. El parte de guerra del General Gates ni lo nombraba.
No se sabe bien qué sucedió después. Parece que ambos militares se pelearon y Gates lo relevó de su mando. Sin embargo, Arnold siguió en el campamento militar y peleó en la siguiente batalla, Bennis Heights.
La leyenda cuenta que en esta batalla, Benedict Arnold, decidido y rebelde, desobedeció a Gates. Arnold ordenó atacar a sus hombres en un momento clave y tomó una posición inglesa estratégica que permitió ganar la batalla. También el mito dice que Arnold recibió un disparo en su pierna y que se le cayó el caballo encima.
Saratoga fue la gran victoria de Benedict Arnold y el salto definitivo a la categoría de héroe patriota.
La leyenda puede haber sido exagerada. Hay cartas que aseguran que Arnold no desobedeció a Gates. El ataque estaba planificado y tenía permiso para ejecutarlo cuando lo dispusiera conveniente. Pero claro, el mito del militar rebelde y corajudo que elige atacar de forma impertinente vende más.
La actuación de Arnold en Saratoga pudo haber sido exagerada, pero el resultado de la batalla y las consecuencias no. Saratoga fue un punto de inflexión en la guerra de independencia estadounidense.
El resultado de esta batalla hizo que Francia finalmente decidiera entrar en la guerra apoyando la independencia de las colonias contra el Imperio Británico.
Las heridas recibidas en batalla alejaron a Benedict Arnold de la guerra por un tiempo. Recién cuando pudo curarse recibió su nueva comisión. En junio de 1778 los ingleses abandonaron Philadelphia y George Washington lo puso al mando de esta ciudad.
Por ese entonces Arnold ya contaba con 37 años de edad y permanecía viudo. La nueva posición en Philadephia le permitió entrar en un mundo nuevo. Aprovechó para establecer algunos negocios turbios y enriquecerse. Claramente el dinero y la riqueza personal era algo que le interesaban.
En el nuevo círculo social en el que se insertó conoció a la acaudalada y respetada familia Shippen, que apoyaba la causa del Imperio Británico, contra los patriotas estadounidenses. Rápidamente, los ojos de Arnold saltaron a la joven Peggy Shippen, de dieciocho años, con quien se terminó casando en 1779.
Algunos creen que la unión con Peggy y el nuevo círculo social en el que Arnold estaba inmerso influyeron en sus ideas anti revolucionarias.
Entre las nuevas personas que conoció Benedict Arnold se encontraba John André.
André había nacido en Londres y tenía alrededor de 27 años cuando conoció a Benedict Arnold. Era Mayor del Ejército Británico y, a la vez, era el jefe del servicio de inteligencia británico de esta guerra de independencia al servicio de Su Majestad. Es decir, una especie de James Bond, pero del siglo XVIII.
Arnold y André se hicieron amigos. Algunos historiadores creen incluso que fueron más que amigos y que mantuvieron una relación amorosa de forma clandestina hasta que Arnold se casó con Peggy.
De una forma o de otra, es posible que André lo haya persuadido a Arnold de pasarse de bando (al inglés, me refiero). Pero en la cabeza de este había muchos otros pensamientos que lo estaban llevando a ello.
Por ese entonces tuvo que enfrentar una corte marcial por abuso de poder en Philadelphia. Lo encontraron culpable y algunos de los cargos eran por corrupción.
El mismo George Washington que alguna vez lo tuvo bajo su ala, ahora le soltó la mano. Se pronunció sobre el juicio y dijo que los actos de Benedict Arnold habían sido «imprudentes y deshonestos».
Benedict Arnold tenía claro cuál iba a ser su siguiente paso: traicionar a su país.
El 3 de agosto de 1780, Benedict Arnold asumió el mando en el Fuerte de West Point, en el Río Hudson, una posición estratégica en el contexto de esta guerra de independencia que ya llevaba varios años.
Su amigo John André lo conectó con el General Henry Clinton, líder del Ejército Británico en las Colonias de Norteamérica. Los ingleses le ofrecieron 20.000 libras esterlinas a cambio de que entregara este puesto estratégico.
¿Cómo iba a hacer Benedict Arnold para entregar este puesto? ¿Iba a esperar a que llegaran los ingleses y abrirles la puerta? No, eso sería obvio y difícil de hacer. Así que su plan fue diferente.
Podríamos decir que se hizo el boludo. Comenzó a hacer rotar al personal, tardó en dar órdenes, demoró algunas reparaciones y, de a poco, fue debilitando las defensas del fuerte que le encargaron defender.
Pero todo le salió mal a Benedict Arnold. El 23 de septiembre de 1780 lo descubrieron. Había papeles que lo incriminaban. Todo el plan estaba explicado. La futura traición era evidente.
Su amigo John André fue capturado, pero Arnold logró escapar y llegó a la ciudad de New York que todavía estaba en manos de los ingleses. Faltarían tres años para el Evacuation Day, el día en que el Imperio Británico finalmente se marchó de allí.
Benedict Arnold, junto a Peggy y los hijos que tuvo con ella, se marchó a Londres donde vivió el resto de su vida.
¿Qué pasó con André? Lo colgaron el 2 de octubre de 1780 bajo los cargos de espionaje y por asistir a Benedict Arnold en el intento fallido de entregar West Point a los ingleses.
El mismo año de la ejecución de su amigo John André, Benedict Arnold escribió una carta abierta al pueblo de las colonias. En ella intentó explicar qué fue lo que lo llevó a tomar la decisión que tomó.
Según Arnold, nadie le lavó la cabeza. Ni su mejor amigo ni su mujer. Lo que lo hizo llevar adelante su traición fue «la corrupción de los líderes del Ejército Continental y la tiranía del Congreso de Estados Unidos«.
En su carta agrega que luego de que los ingleses aflojaron con el tema de los impuestos, no había ninguna necesidad de seguir peleando la guerra. También cuestiona la alianza de las colonias con la Francia católica.
Obviamente los norteamericanos desacreditaron esa carta. Los argumentos de Arnold podrían haber sido considerados válidos si no tuviéramos en cuenta que le habían pagado una suma importante de dinero por entregar West Point y si no conociéramos los problemas que había tenido previamente. Especialmente la denuncia de aquel oficial que dijo que era capaz de vender a su patria por dinero.
Aunque la traición no alcanzó para hacerse con West Point, la Corona igual lo premió. Le dieron el rango de Brigadier General y pensiones para él y para su familia.
Benedict Arnold emprendió algunos negocios en Inglaterra y siguió teniendo conflictos con otras personalidades. Incluso, en 1792 se batió a duelo con un lord inglés. Claramente era un tipo complicado.
A pesar de tener rango militar, los ingleses nunca lo enviaron a pelear una guerra. Ya se conoce el dicho: quien traiciona una vez…
Benedict Arnold murió en 1801 en Londres. El paso del tiempo y las construcciones históricas clásicas lo convirtieron en el Judas de la historia estadounidense. Sin embargo no hay que olvidar que realizó un gran servicio por su país previo a su traición.
¿Fue Benedict Arnold un héroe traicionado por su propio país? ¿O fue un demonio traidor que justamente tiene ganado su lugar en el Jurado de los Condenados, junto a algunos asesinos?
Seguramente ni una cosa ni la otra. Benedict Arnold fue un patriota pero también fue corrupto y traidor. Es posible que se hayan ensañado demasiado con su figura, pero como si fuera algo bíblico, toda historia épica requiere un gran traidor y claramente en Estados Unidos lo eligieron a él.
En el episodio Homie, el Payaso (S06E15), Homero entra en la escuela de payasos de Krusty. Al caracterizarse como el famoso payaso de la televisión descubre que la gente se lo confunde. Esto le permite sacar ventaja de la fama de Krusty para obtener beneficios personales.
El problema es que la mafia italiana de Springfield está buscando a Krusty por una deuda. Los mafiosos encuentran a Homero y lo confunden con Krusty. Lo secuestran y se lo llevan en un auto.
Homero intenta convencerlos de que no es Krusty diciéndoles su verdadero nombre. Pero los mafiosos recuerdan que un tal Homero Simpson chocó su auto contra la pared de su club privado.
A Homero no le queda más opción que empezar a tirar otros nombres. Sin embargo, los mafiosos parecen haber tenido problemas con todos ellos.
En su desesperación, cuando ya lo están ingresando en el club de los mafiosos, seguramente para torturarlo, Homero se arriesga a decir que en realidad su nombre es Benedict Arnold.
Pero los mafiosos saben de historia y, a pesar de su origen italiano, son estadounidenses. Le preguntan si es el mismo Benedict Arnold que tramó entregar West Point a los ingleses.
Homero no tiene más remedio que darse por vencido intentando convencerlos de su identidad.
Esto ha sido todo por este artículo. Hay algunas referencias más a Benedict Arnold en la serie pero estas dos que te conté son, en mi opinión, las más importantes.
Espero que este post te haya gustado y que hayas aprendido algo nuevo, además de comprender mejor las referencias de Los Simpsons.
Si tenés alguna duda, sugerencia o aporte, dejame un comentario al final del artículo.
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